martes, 28 de diciembre de 2010

Amor

Por amor me desprendo de mis posesiones, de mi casa y de mi mundo conocido. Por amor lo doy todo: mi corazón remendado, mi cuerpo desgastado, el eco de mis pensamientos y hasta mi voz. Por amor sufro, pero no temo. Sufro, pero no odio. Sufro, pero me curo por amor.

¡¡Viva la vida!! ¡¡Viva el amor!! Cuando el amor llega, hay que abrir las puertas y las ventanas de par en par y dejar que lo inunde todo de luz y de alegría. Cuando el amor llega, nos llega sin avisar, en el momento y de la manera más inesperada. Nos sorprende y sólo nos es posible caer rendidos ante su magia, su poder, su perfección y su belleza. Sentirnos amados es sentirnos vivos. Sentir que amamos es saber que lo estamos.

La mejor de las suertes es poder compartir tus logros con la persona amada, sabiendo que a ella le hace más feliz tu felicidad, que la suya propia.

¿Quién puede expresar con palabras el sentimiento y el deseo que provoca? No hay palabras que puedan definir ese nudo en la garganta, ese corazón desbocado. Es absoluta desesperanza por ver, por tocar, por saber, por acariciar, por lamer, por besar, por oler, por escuchar, por creer, por admirar. Es dolor y placer, miedo y paz, locura y lucidez.

Las grandes verdades casi siempre pasan desapercibidas a los ojos del entendimiento, pero son vistas claramente por los ojos del alma. El sentir amor nos obliga a admitir que la vida revela infinitas verdades al corazón que son inaccesibles a la razón. El amor es un misterio indescifrable. El amor es el mayor de los misterios.

Haz que AMOR sea tu palabra de HONOR. Cuando digas AMOR, da tu PALABRA de HONOR. Cuando digas tus PALABRAS de AMOR, ellas devolveran a la palabra AMOR su dignidad y su HONOR. Cuando devuelvas el HONOR a tus palabras, ellas te recompensarán con su magia y con su LUZ.

¿Qué es el AMOR? Para la mayoría un sustantivo, para mí un verbo de la conjugación en -OR, igual que el verbo "UNMUNDOMEJOR".

jueves, 16 de diciembre de 2010

La soledad

La soledad es una sed que no se puede saciar con cualquier agua. No sirve de nada intentar distraerla o engañarla.
La soledad no se deja manipular, no está dispuesta a aceptar sucedáneos, ni compromisos a medias, ni soluciones desesperadas, ni mentiras piadosas, o amantes enmascarados.
Puedes engañarte a ti mismo o incluso a los demás, por un breve lapsus de tiempo, pero ella volverá a presionar tu pecho. Al amanecer, un nudo en la garganta no te permitirá gritar a los cuatro vientos que necesitas a alguien en quien creer, en quien poder confiar, en quien refugiarte, a alguien a quien pedirle que nunca te abandone hasta el ocaso de los tiempos.
Te lavas la cara. Sales al mundo y miras a las miles de caras anónimas que se te cruzan por laberintos de calles comerciales, pero al llegar a tu destino no recuerdas ninguna. Ya en tu cama cierras los ojos y no ves a nadie, no tocas a nadie, no besas a nadie, no abrazas a nadie, no tienes a nadie. Entonces recuerdas que, por ahora, te sigues teniendo a ti mismo y que has de procurar no perderte.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La esperanza

“La esperanza es un susurro en tu oído que nadie más oye. Si lo compartes con los demás te llamarán loco y, sin embargo, no hay nadie que no lo escuche con deleite y sienta una alegría inmensa al ser capaz de escucharlo. Su dulce voz es milagrosa y sólo comparable a la música de aquellos geniales compositores que se inspiran en la Música de las Esferas, de las estrellas.
La esperanza nos sorprende de la manera más inesperada. En los abismos más profundos, en los callejones sin salida, entre la espada y la pared es ella nuestra heroína. Llega triunfante con música de trompetas y tambores de guerra, con sus vestimentas verdes y doradas, gloriosa y majestuosa, enfrentándose a la muerte del cuerpo y del espíritu. Ella es la luz, esperanza de vida, esperanza de resurrección.
Aunque en momentos de flaqueza creemos perderla, es ella la que nos encontrará una y mil veces. Con las apariencias más asombrosas siempre nos sigue muy de cerca y, sin embargo, no solemos reconocerla a simple vista, con los ojos del cuerpo. Sólo cuando nuestro espíritu realmente la busca con desesperada humildad, ella se nos desvela pronta y sonriente en su forma más venerada, también llamada:
Buena Suerte.”
Almudena Aibar Hidalgo, escritora.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Revista: "Escritores independientes"

Somos muchos los que dedicamos gran parte de nuestra vida a la literatura y a la escritura. La mayoría de nosotros tenemos la secreta ilusión de podernos dedicar a nuestra pasión en cuerpo y alma, día y noche, ya que aún mientras dormimos seguimos escribiendo, creando, imaginando ...Y aún sabiendo que sólo unos pocos elegidos logran vivir de ello, persistimos en la quijotesca aventura de dar a luz nuestros escritos, para luego superar toda clase de complejos y miedos, de limitaciones técnicas y económicas, de peligros de ser criticados ferozmente o vilmente robados.


Hace unas semanas amablemente se me incluyó en varios grupos de escritores y poetas del Facebook y en ellos he encontrado a escritores de gran calidad, que despiertan más y más mi interés y mi admiración. En uno de ellos llamado:" Escritores independientes", la semana pasada surgió la idea de crear una revista, que hemos bautizado con el mismo nombre, en la que pretendemos dar a conocer nuestros trabajos, los de los autores noveles y autopublicados. La propuesta de crear esta revista ha tenido tan buena acogida ( no sólo en el grupo "Escritores independientes", sino también en otro gupo del Facebook llamado: "Tertulia de escritores en espan~ol") y se ha comenzado a elaborar con tantas ganas y tanta ilusión, que ya esperamos poder publicar el primer número en enero.

La idea de participar en un proyecto de este tipo, donde conocer mejor a otros escritores y compartir con ellos consejos, ideas y sobre todo buena literatura me ha emocionado muchísimo. De hecho, creo que es la mejor manera de terminar un sorprendente 2010, en el que comencé esta aventura apasionante de publicar mis escritos en internet. No hay nada mejor que comenzar el 2011 con la ilusión de vernos un poco más cerca de lo que consideramos nuestra personal e intrasferible realización personal.