miércoles, 17 de noviembre de 2010

Las palabras escritas tienen vida propia

Mis palabras escritas han sufrido toda clase de suertes: han sido calificadas por profesores, lloradas por amigos lejanos, deseadas por amantes, ignoradas por familiares cercanos, cantadas por músicos desconocidos, robadas y expropiadas por algún "quiero y no puedo", perdidas y olvidadas en un cuadernillo por una servidora, etiquetadas de "infumables" por críticos literarios, descubiertas por la presidenta de un blog de literatura, halabadas por internautas internacionales, retenidas por mi falta de motivación, reconocidas y valoradas por mi escritor preferido, odiadas e insultadas por envidiosos insanos, recomendadas por lectores generosos, mutiladas por ignorantes manos, bendecidas por mi mentor y maestro de primaria Vicente ... pero hasta el día de hoy no me había dado cuenta de hasta qué punto mis palabras han tomado vida propia.

Hoy he vuelto a darme cuenta de hasta qué punto, gracias a mis "faceamigos", mis palabras van dando la vuelta al mundo en ochenta minutos. Hoy me he sorprendido leyendo comentarios en muros ajenos de desconocidos que se recomiendan mi blog, este blog, que tengo abandonado desde marzo. Es gracias a esas personas, a Malvina y a Favio y a todas aquellas de las que desconozco los nombres y las vidas...gracias a ti que me estás leyendo en este momento, que vuelvo a sentir que mi solitario esfuerzo por comprender el mundo en que me ha tocado nacer y mi intento por explicármelo a mi misma, no sólo me concierne a mi. Me doy cuenta, una y otra vez, de lo conectados que estamos realmente, más allá de lo que somos conscientes.

Imagino a mis palabras llegando a todos esos rincones del planeta que me hubiera gustado visitar y que nunca visitaré. Son átomos de mi alma que seguirán su camino cuando me haya ido de este cuerpo y podrán llegar a todas esas maravillosas personas a las que me hubiera gustado contactar personalmente y que nunca seré capaz de conocer. Me asombra tanta posibilidad de emocionar corazones ajenos, tal capacidad de compartir sensaciones tan íntimas, tal facilidad para comunicar al planeta entero que he existido, respirado, cantado, bailado, sufrido y sobre todo amado.

Hoy dedico este escrito a Favio y a Malvina, porque han sido ellos los que me han recordado que debería hacer una pausa en mis cotidianas nimiedades para escribir unas palabras de agradecimiento a todos aquellos que dedican una parte de su preciado tiempo a leer mis palabras y a sentir que les comunican algo lo suficientemente importante como para hablar de ello con sus amigos. Me siento enormemente agradecida a todos vosotros. Muchas gracias a ti. Y ahora, siento un mágico poder al escribir: " que vuelen estas palabras como mariposas amarillas hasta tu corazón".